Estado de México
Hasta encontrar a Diego: 10 años de búsqueda y un mural en su honor en el Estado de México

ESTADO DE MÉXICO (03 SEPTIEMBRE 2025).- Han pasado diez años desde la desaparición de Diego Maximiliano Rosas Valenzuela, un joven de apenas 16 años originario de Ecatepec, Estado de México, y su familia continúa firme en la búsqueda, en la exigencia de justicia y en el reclamo de respuestas a las autoridades. La madre de Diego, Verónica Rosas, encabeza el Colectivo Uniendo Esperanzas – Estado de México, una agrupación que surgió del dolor, pero también de la convicción de que ninguna familia debe enfrentar sola la tragedia de una desaparición.
La historia de Diego no es ajena a la de miles de personas que han sido víctimas de este delito en México. Su caso refleja la vulnerabilidad de los jóvenes, la ineficacia del sistema de justicia y la deuda histórica del Estado con las familias que siguen buscando a sus seres queridos. Encuentra más noticias https://infopolitano.com/edomex/101324/
El 4 de septiembre de 2015 parecía un día normal en la vida de la familia Rosas Valenzuela. Diego, quien recién había cumplido 16 años, era un joven estudiante de preparatoria en Coacalco. Tenía sueños claros: quería consolidar un negocio de artículos para mascotas y se encontraba en los primeros pasos de su proyecto.
Aquel día pidió permiso a su madre para salir unas horas. Nunca regresó. Desde entonces, su paradero es desconocido. Las horas se convirtieron en días, los días en meses, y los meses en años. El dolor no ha cedido, pero tampoco la fuerza de su madre para seguir buscándolo.
La Alerta Amber Estado de México fue activada, pero los esfuerzos institucionales no fueron suficientes. Como ocurre en muchos casos, la familia enfrentó burocracia, lentitud y desinterés de las autoridades, factores que se repiten en miles de desapariciones en el país.
Una madre que no se rinde
Desde el primer momento, Verónica Rosas entendió que tenía que convertirse en investigadora, en portavoz y en activista. Su amor de madre la llevó a crear el Colectivo Uniendo Esperanzas – Estado de México, que reúne a familias con historias similares.
En estos diez años, Verónica no solo ha exigido justicia para Diego, sino también para todas las personas desaparecidas en la entidad y en el país. Ha encabezado marchas, plantones y reuniones con autoridades; ha buscado en fosas y ha participado en acciones de memoria.
Su voz representa la de miles de madres que día con día reclaman: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.
#Justicia ⚖️🔎 A 10 años de la desaparición de #DiegoMaximilianoRosasValenzuela, su familia y colectivos harán un mural en su memoria en #Ecatepec .
Un homenaje que transforma el dolor en lucha y esperanza.
💜 ¡Hasta encontrar a Diego!https://t.co/rKxT81TdkQ#HastaEncontrarles… pic.twitter.com/JlztQ111dF— Infopolitano (@infopolitano) September 3, 2025
El caso de Diego pone en evidencia una problemática que el Estado de México arrastra desde hace años: los altos índices de desapariciones. Tan solo en esta entidad se concentra un número alarmante de casos, muchos de ellos de adolescentes y jóvenes.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda, el Estado de México figura entre los primeros lugares a nivel nacional en reportes de personas desaparecidas. Ecatepec, el municipio donde desapareció Diego, es además uno de los más afectados por la violencia y la inseguridad. Encuentra más noticias https://infopolitano.com/edomex/101350/
La indiferencia y la impunidad se han convertido en un muro contra el que chocan las familias. A pesar de los esfuerzos colectivos, menos del 3% de los casos logra una resolución judicial satisfactoria, lo que incrementa la sensación de abandono y desprotección.
Diez años de resistencia y memoria
Este 2025, al cumplirse una década de la desaparición de Diego, el colectivo y la familia convocaron a una jornada de memoria con el lema:
“A 10 años del secuestro y desaparición de Diego Maximiliano Rosas Valenzuela, seguimos alzando la voz por él y por todas las personas que nos hacen falta. ¡Hasta encontrarles!”
Las actividades no solo buscan recordar a Diego, sino también visibilizar la magnitud de la crisis de desapariciones en México. En ellas se invita a las familias que tienen un ser querido desaparecido a llevar sus boletines de búsqueda para construir una línea de tiempo colectiva que narre la historia de resistencia en el Estado de México y el país.
La memoria se convierte en una herramienta de lucha, en una manera de exigir que los nombres de quienes faltan no sean olvidados y que su ausencia no quede impune.
La lucha colectiva por la justicia
El Colectivo Uniendo Esperanzas – Estado de México es hoy un referente en la defensa de los derechos de las familias buscadoras. A través de su trabajo, han documentado casos, acompañado a víctimas y exigido mejoras en los protocolos de búsqueda.
Las madres que integran este colectivo comparten una realidad común: el Estado no les ha dado respuestas. Ante ello, se apoyan entre sí, construyen redes de solidaridad y levantan la voz para que nadie más tenga que pasar por lo mismo.
La exigencia es clara: verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.
Una deuda que sigue pendiente
A diez años de la desaparición de Diego, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Dónde está?. La ausencia de respuestas de las autoridades es un recordatorio de la deuda pendiente con miles de familias mexicanas.
El caso de Diego no es solo una historia particular. Es un espejo de un problema nacional que exige ser atendido con urgencia. Cada minuto cuenta, cada día sin respuestas agrava el dolor de quienes buscan.
Diego Maximiliano Rosas Valenzuela debería tener hoy 26 años. Quizá estaría terminando sus estudios, consolidando su negocio, viajando o cumpliendo cualquiera de sus sueños. En lugar de eso, su familia vive una década de incertidumbre y dolor.
La voz de su madre, Verónica, sigue firme: “Hasta encontrarles, hasta encontrar a Diego”. Su lucha es la de miles, y su historia recuerda que, frente a la desaparición, no podemos ser indiferentes.
El caso de Diego es un llamado urgente a la memoria, a la solidaridad y a la acción. Porque cada nombre que falta merece ser buscado, y cada familia merece justicia.