Ciudad de México
Maple es llevado a un campamento y lo regresan en una urna incinerado
CDMX (11 JULIO 2022).- Maple era un perro shiba inu que siempre parecía estar sonriendo, había aprendido a ir por la pelota y dar la patita, su pelota favorita era de color verde y le gustaba hacernos saber que estaba cerca. Recargaba su cabecita en nuestras piernas o en nuestros pies, así también nos avisaba que quería jugar. Estaba a nada de cumplir un año y que se lo pudiéramos festejar.
Maple era un gran perro, sólo tenía un problema de presentación con otros perros, por lo que era difícil llevarlo a un parque porque se estresaba mucho, ladraba y parecía ser agresivo. Así que le buscamos un entrador y encontramos a Antonio, quien tiene un perfil en Instagram que se llama You can dog training.
Maple estaba avanzando y un día nos ofreció llevarlo a su campamento, nos platicó que a través de una terapia de inundación se iba a poder llevar mejor con otros perritos. Después de mucho pensarlo, aceptamos.
Maple regresó a casa. Había aprendido algunas cosas, pero según Antonio, Maple necesitaba reforzar lo aprendido y nos pidió llevárselo 2 semanas más de campamento. Aceptamos de nueva cuenta.
El domingo 10 de julio íbamos a ver de nuevo a Maple, este domingo regresaba de su campamento. Ya queríamos verlo, lo extrañábamos, queríamos llevarlo al bosque.
Pero nada de eso pasó.
Hoy, a la 1:05 a.m me escribe Val, la novia de Antonio, quien nos dijo que él iba de camino al veterinario porque Maple había chillado por algo y creían que lo había picado una serpiente.
A la 1:33 nos dijeron que lo habían trasladado a una clínica porque no contaban con un antiviperino y que era muy difícil de conseguir.
Pedimos la dirección de la clínica. Nunca nos la quisieron dar, Val estaba en casa y Antonio no tenía señal por eso es que no nos podía dar su ubicación. Estábamos desesperados y no teníamos comunicación con Antonio, Val sólo nos pedía esperar.
A las 3:26 Val me escribió: «Adri, no me entra la llamada. Nos dijeron que por la esas y la mordida no resistió». Nos dijo que lo iban a cremar y nosotros no lo autorizamos. Tomamos las llaves del auto y salimos a la dirección en donde está su campamento, porque una vez más se negaron a darnos la dirección de la clínica. Queríamos verlo, queríamos despedirnos, queríamos verlo por última vez, poder acariciarlo, decirle que lo amamos hasta el final, que no pensara que lo abandonamos, que estábamos por volvernos a ver el domingo y salir a pasear, ir a que conociera el bosque.
A las 3:55 ya lo habían cremado y nos pidieron verlos en el Deportivo Xochimilco. A las 4:20 y estábamos ahí, se bajaron de su camioneta, pidieron perdón y nos entregaron sus cenizas. Aquí hay otro detalle importante: tenían aliento alcohólico.
Les pedimos que nos llevaran a la clínica y se negaron todo el tiempo. No querían decirnos a qué clínica habían ido y alegaban estar en shock y no poder actuar. Nos dijeron que mañana les darían el reporte médico. No había fotos. No querían llevarnos con su veterinario. No sabemos si es real la manera en la que murió. No sabemos si uno de sus perros lo mató, si se escapó, se lo robaron o qué pasó. Ni siquiera nos entregaron su plaquita.
¿Y saben qué hicieron? Se subieron a su camioneta y se fueron, me bloquearon de WhatsApp.
Quisiera regresar el tiempo y nunca jamás haberlo llevado a ese campamento. Preferiría mil veces tener un perro que es huraño con los perros de la calle que haberlo perdido para siempre.
No sabemos qué hacer. Por favor ayúdenos, compartan, si alguien sabe cómo proceder se los agradeceríamos al infinito.
Por nuestro bebo, el Maple.