Atlautla
Muere Maximino Ibarra, principal fabricante de instrumentos prehispánicos a nivel mundial
Una vez que Maximino se casó, este se dedicó a vender en la Ciudad de México los santos que realizaban, por lo que se fue abriendo mercado con la talla de madera teniendo a varios clientes importantes.
No fue sino hasta que un día por casualidad se cruzó en el camino del escritor y periodista Carlos Monsivais, junto con otros compañeros, quienes al ver el trabajo que realizaba Maximino, estos quedaron maravillados por lo que decidieron llevarlo a la casa de uno de ellos donde se encontraba una colección de huehuétl y teponaztles.
“Tú puedes hacer esto, hazlo y tráelo para probarlos”, comenta Maximino que fue lo que le dijeron las personalidades que sin saber cómo se realizaban, este aceptó por lo que los observó detenidamente y se grabó las formas, figuras, grosores y sonidos que estos instrumentos prehispánicos producían.
“Me fui a las faldas del volcán y traje el tronco de un árbol llamado Xalocote, con el que se hacen los huehuétl, y de manera artesanal le empecé a dar forma”, recordó Maximino, quien no tenía herramienta para trabajar, por lo que uno de sus tíos le regalo unas cuñas para empezar a laborar la madera.
Al realizar su prime huehuétl, Maximino supo que esta era su vocación, siendo este uno de los principales fabricantes de estos instrumentos prehispánicos los cuales han llegado a varias partes del mundo, incluso una de sus obras se encuentra expuesta en el Museo de Antropología e Historia en la Ciudad de México.
Más de 70 años tenía don Maximino realizando estos instrumentos artesanales los cuales son realizados minuciosamente en su rústico taller, donde ayudado por sus nietos le dan forma y sonido a los instrumentos que realizan.
Maximino forjo una escuela para la talla de madera, ya que varios vecinos que han iniciado y aprendido con él, estos se han independizados y hoy sus conocimientos los ha transmitido a sus hijos y nietos quienes ya trabajan con él en su taller.
El conocer la madera adecuada, dejarla del grosor exacto, realizarle un tallado único, saber el proceso minucioso para secar la madera y saber el tensor exacto del cuero de mula que es el que le da el sonido, son cosas que Maximino conoció a sus 84 años de edad y transmitido a varias generaciones.