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ESTADO DE MÉXICO (25 SEPTIEMBRE 2023). – Han sido años de angustia los que Karla Villegas Quezada ha tenido que sufrir desde que su propia pareja decidió arrebatarle de su lado a su hijo, el pequeño Emiliano.

Fue en julio del año 2019, un día cualquiera, que Emiliano y Alejandro salieron a la tienda, incluso sin ninguna pertenencia que pudiera alertar lo que estaba a punto de suceder, pero estos jamás regresaron.

De acuerdo con Karla no solo es la violencia vicaria que ejerce su ex pareja en su contra pues además de ser revictimizada por las autoridades, estas no han hecho nada por apoyarla y asegura la han dejado sola en su búsqueda de justicia.

Entre el proceso que ha seguido la madre de Emiliano, la familia de el hombre que le quitó al pequeño además la golpeó y amenazó con no volver a buscarlo, sumándose a la falta de atención que diversas autoridades le han dado al caso.

Karla asegura que esta falta de respuestas y soluciones se debe a que leyes como la de violencia vicaria está «congelada» en entidades como el Edomex, propiciando que no se considere como un delito la sustracción de menores por algún padre o madre.

Aunque la lucha al parecer no tiene para cuando terminar, Karla mantiene la esperanza de poder reunirse de nuevo con su hijo y explicarle su ausencia, misma que no ha sido su decisión.

De acuerdo con la legislación del Estado de México, la violencia vicaria es «el acto u omisión que genera afectación o daño físico, psicológico, emocional, patrimonial o de cualquier otra índole a un descendiente, ascendiente o dependiente económico de la víctima, cometido por parte de quien mantenga o mantuvo una relación afectiva o sentimental con la misma, y cuyo objeto sea el causar un menoscabo emocional, psicológico, patrimonial o de otra índole hacia la víctima; y que se expresa de manera enunciativa, más no limitativa, a través de conductas tales como las amenazas verbales, el aleccionamiento, la sustracción de sus hijas e hijos, la imputación de hechos delictuosos falsos en donde se demuestre la dilación procesal injustificada, o cualquier otra que sea utilizada para dañar a la mujer».

Es decir, es una forma de violencia de género por la cual los hijos e hijas son instrumentalizados como objeto para maltratar y ocasionar dolor a sus madres.

Esta puede tener diversas manifestaciones y entre las más comunes se encuentran:

Amenazas de llevarse a los niños y niñas, quitarle la custodia o incluso matarlos.
Interrumpir los tratamientos médicos o farmacológicos de los niños y niñas cuando deberían de estar en tratamiento.
Utilizar los momentos del régimen de visitas para inventarse información dolorosa acerca de las hijas e hijos o la ausencia de información durante esos días.

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